sábado, 13 de marzo de 2010

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Tener una compañera de piso con las tetas grandes es lo que tiene. Tener a Bea de compañera de piso es lo que tiene. Viene Julián y ella se pone a flirtear con sus tetas. Son grandes, sí, son turgentes, sí, yo lo sé, su novio lo sabe, todo el mundo puede darse cuenta. Bea, le digo, eres una femme fatale con una tetas abrumadoras. Ella, por supuesto , no se enfada. ¿ Qué habría que decirle para que se enfadara o, mejor aún, qué habría que decirle para que no las mostrara constantemente? Lo cierto es que ya no sé qué decirle. Se lo he dicho ya por activa y por pasiva: que me gustan mucho pero que haga el favor de quitármelas de encima porque su poder erotizante no es infinito. ¿ Qué te pasa Arlés?, me pregunta mientras me pasa el vinagre balsámico de Módena para aliñar la ensalada, porque a ti te pasa algo y no quieres contármelo. Son tus tetas Bea , confieso, me agotan.

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