jueves, 21 de julio de 2011

1025

Como decía Truffaut, amamos las sensaciones, ciertas disposiciones de ánimo y a la gente que nos las suscitan. Un cerebro que abstrae termina prescindiendo de lo concreto. Cuesta así entender a los individuos que se atan a un lugar, a un amor, a una historia porque cualquier experiencia es sustituible y, aunque hay personas síngulares ( con un tiempo de vida tan limitado todos corremos el riesgo de parecerlo en algún momento ), no añoramos a esas personas: añoramos la emoción de aquel tiempo. Separar el grano de la paja es muy entretenido e incluso puede proporcionarnos una ilusion de distinción, de necesidad, pero no puede distraernos de esa tarea vital que consiste en cultivar la disposición del propio ánimo. La inteligencia, que es la primera linea de defensa de la especie frente a lo azaroso y lo particular , puede y debe motivarse a sí misma. Esto lo hacemos ya todos constantemente cuando viajamos a otro lugar y es como si nuestra vida anterior jamás hubiera existido, cuando sin gran esfuerzo dejamos a los amigos de toda una vida atrás, cuando nos sentamos en la butaca del cine a ciegas, cuando las personas que amamos en el pasado se amontonan en nuestra memoria con sus rostros desfigurados. De todo lo vivido, sólo nos queda un breve intuición, una lírica síntesis, un lapso extraño. No podemos integrar lo vivido sino con la imaginación y la imaginación es un músculo empeñado en recrearse.

domingo, 10 de julio de 2011

1024

La identidad desquiciada ante la negativa como una puerta arrancada de sus goznes. Te dicen "no" y no hay colchón para esa caída. ¿ De qué sirve entonces el cortejo de la inteligencia, ésa que siempre confía en poder saltarse los códigos? Te dicen "no" y es "no". No hay pértiga para ese muro. No hay subterfugios ni rodeos. No hay nada racional que puedas hacer. ¿ Cómo hacerse a la idea de vivir en las manos de otro?. Puedes sobrevivir, puedes ejercer el control, sí, pero sobre todo lo que no te importa. Lo fundamental no puedes ganártelo porque la clave de lo fundamental, amigos, es precisamente que nadie se lo merece. Lo valioso es lo que no se gana, lo que se disfruta sin haberlo merecido, lo que no debería ser.La magia de la realidad habita en sus errores porque ellos nos demuestran vivídamente la ironía de la existencia, su nula meritocracia. Si alguien le ama, recuerde que usted no es más que la víctima de una injusticia. Muchos mejores que usted se han ido a la tumba sin conseguirlo. Así que, por favor, no le de vueltas, no se envanezca, no pretenda enmendar el absurdo de la existencia con un absurdo aún mayor.