sábado, 13 de marzo de 2010

1003

Estamos en la terraza del ático esperando , como de costumbre, que salga el sol como los lagartos, practicando por añadidura algunos de los escasos placeres que proporciona la vida: comer queso de cabra mezclado con vino tinto o discutir en inglés. Merrall abre otra botella de vino y afina su acento:

- You know what?
- What? - pregunto mientras intento sonar misterioso.
- I don't like men anymore.
- Neither do i. I never liked them.
- Idiota. You are an idiota.

A continuación, Merrall empieza, entre copa y copa, a desvelarme su teoría, a contarme que, cuando era más joven, consumió un montón de energía intentando llevarse bien con los hombres, pero que ahora se había dado cuenta de que ya no merecía la pena: estar con una mujer le parecía más simple, más sencillo, más atractivo, más natural. Le pregunto que qué es más real, si los flirteos heterosexuales de la juventud o el lesbianismo incipiente de la madurez.

-I don't know. I just want to find a girlfriend. I'm really missing a girlfriend.

La miro. Merrall sonríe con sonrisa de lesbiana. Se lo digo.

-You smile like a lesbian.
- Maybe all women become lesbians at a certain age and it's only a matter of time.

Replico que mi madre nunca se volverá lesbiana. Pero no insisto porque, en el fondo, la comprendo demasiado bien: envejecer junto a un hombre tiene que ser muy desagradable. Le doy un trago a mi copa y no sé por qué , pero , de repente, la idea de extraerles el jugo a los hombres en el apogeo de su agresividad para a continuación sustituirlos por amazonas cuando ya no hacen sino delirar a causa de la potencia perdida, me parece un pensamiento noble, casi ideal.

- Ok. You can become lesbian if you like as long as we go on being friends.

1 comentario:

  1. No sé cómo sonríen las lesbianas. Pero esta historia denota algo de crueldad.

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