Si imposible es hacer tu vida como quieres,
por lo menos esfuérzate
cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca
en contacto excesivo con el mundo,
con una excesiva frivolidad.
No la envilezcas
en el tráfago inútil
o en el necio vacío
de la estupidez cotidiana,
y al cabo te resulte un huésped inoportuno.
Como tengo la buena costumbre de envilecer mi vida constantemente para , a continuación, hacer propósito de enmienda, me acuerdo siempre de este poema de Kavafis. Recuerdo, sobre todo, cuando se lo enseñé a Z por primera vez. Me dijo que como poema era aceptable, pesimista pero aceptable, pero que como método para ligar era pésimo porque uno siempre descubre a los demás en contacto con la excesiva frivolidad. De eso se trata, ¿no?. Yo le contesté que a nadie le interesan los poemas optimistas y a las mujeres mucho menos. Prueba, me dijo. ¿ El qué?, pregunto. Un poema optimista, repite ella. No estás preparada, le replico, ¿ crees que no tengo un poema optimista? Claro que tengo un poema optimista. A ver, me invita ella, lánzalo.
Compañera de hoy, no quiero
otra verdad que la tuya, vivir
donde crezcan tus ojos,
dando tu luz, tu cauce
a lo que veo y siento...
Deshacer ese ovillo oscuro del temor,
encontrar lo perdido,
quebrar la voz del sueño...
Y lenta, lentamente
aprender a vivir,
de nuevo, de nuevo,
como en una mañana
cargada de riqueza".
A Z se le ilumina la cara y empieza a reirse. ¿ Ves?, concluye, éste ya me gusta más
No hay comentarios:
Publicar un comentario