domingo, 2 de octubre de 2011

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Ahora que tengo sobrina me ha dado por pensar en la vida que le espera. Miro a esta pulga inquietante, que me utiliza casi siempre como saco de boxeo, y me pregunto cómo será su vida o cómo será el mundo cuando tenga mi edad. En realidad, un enano de este tipo es una excusa perfecta para interrogarse por la propia vida. Me gustaría darle algunas indicaciones, explicarle de qué va este rollo de sobrevivir , decirle que no se de prisa por crecer, pero, de todas formas, ella no se entera de nada. Si intento darle razones para que no coja el mando a distancia, ella dice: " míooooo ". Si la regaño para que no coja el teléfono inalámbrico, se escapa corriendo con el auricular mientras se parte de risa. Se cree que esto de la vida es un pilla-pilla y no logro convencerla.

Lo único que he conseguido con relativo éxito es que agite el mando de la Wii a modo de disparo. Ahí están los malos- le digo - corre , corre:dispara. Y cuando los malos mueren, es decir, cuando se transforman en monedas amarillas, me mira,sonríe y exclama: "más, más". Es su argumento favorito. Su filosofía dualista puede sintetizarse en dos palabras: " mío" y "más". Y ya está, eso es todo: dos simples palabras para describir el mundo. Todavía no me he puesto a reflexionar sobre las implicaciones metafísicas del asunto cuando, de repente, descubro que está intentando pulsar el botón de apagado del ordenador. Luego, cuando por fin se duerme, empiezo a pensar en cómo será mi sobrina cuando tenga mi edad o en cómo era yo cuando tenía la suya y repito mentalmente: " mío", "más".

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